domingo, 23 de noviembre de 2014

LA VIA FRANCESA PARA SALIR DE LA CRISIS

  Francia tiene su propia vía para salir de la crisis. Ha puesto en marcha su programa de ajustes y reformas, pero, pese a las continuas advertencias de Bruselas y Berlín, rechaza rebajar su déficit al ritmo comprometido y evita que los recortes afecten con profundidad a su mimado modelo social. A diferencia de otros países europeos, Francia no prevé una reforma laboral, ni rebajas salariales, ni facilidades para los despidos, ni una profunda revisión de las pensiones, ni reducciones en los subsidios de paro o el salario mínimo. Nada que frene aún más el crecimiento, argumenta París. Es la vía francesa, la del ajuste medido, limitado, sin austeridad.
  Francia sigue siendo la quinta potencia mundial, la segunda de la zona euro y, hasta hoy, en efecto, ha superado la crisis con menos heridas que la mayoría de vecinos. Pero los cimientos se tambalean. Los problemas de Francia son la ausencia de crecimiento, el desempleo y la pérdida de competitividad de sus empresas. Hay consenso en esa trilogía. No en la valoración de la situación.

Luces y sombras de la economía francesa

Para que Francia gane en crecimiento, competitividad y empleo, hacen falta reformas. Pesimistas y optimistas, Gobierno y oposición, empresas y sindicatos… están de acuerdo. Una década después que Alemania, y años detrás de España, Grecia, Portugal, Reino Unido o Irlanda, el Ejecutivo francés ha puesto en marcha las suyas. Su premisa: no a la austeridad. Está en línea con el Nobel de economía en 2008 Paul Krugman, quien escribía en agosto: “Francia cree sufrir una enfermedad que no tiene y se arriesga a aplicarse un mal tratamiento”.
En grandes cifras, las reformas prevén unos recortes de 50.000 millones en el gasto público de aquí a 2017. 21.000 en 2015 y de 14.500 en cada ejercicio de 2016 y 2017. De esos 50.000, 20.000 serán de recortes sociales (sanidad, pensiones, ayudas a las familias…), 19.000 de funcionamiento del Estado central y 11.000 de ayuntamientos, departamentos y regiones.

El proyecto de presupuestos para 2015 ya recoge un primer tajo de 21.000 millones. De esa cifra, 9.600 corresponden a gasto social, una partida siempre mimada en Francia, pero sin afectar apenas a plantillas, bolsillos ni servicios públicos. En sanidad, por ejemplo, supondrán una reducción de las tasas que cobran los médicos al Estado, la rebaja de precios a los laboratorios farmacéuticos o la eliminación de servicios duplicados. Ni cierre de centros ni reducción de personal.
Las reformas incluyen la apertura a la competencia de 37 profesiones “reglamentadas”, protegidas por una maraña de normas y por tarifas que superan ampliamente la media europea. Desde notarios o farmacéuticos, pasando por procuradores o despachos de abogados, se trata de las profesiones mejor remuneradas en el país. El Gobierno anunció en verano que los consumidores podrán ahorrarse unos 6.000 millones. La apertura de comercios en domingos y festivos es otra medida para activar la economía.
La respuesta a esas cifras es la particular y especial vía francesa para superar la crisis. A Hollande y Valls solo les queda confiar en los resultados. La segunda potencia de la eurozona está en juego. Alemania, la primera, es la más interesada en que no fracasen.

No obstante, para salir de la crisis, sería bueno ahorrar a largo plazo, ya que el coro plazo implica una salida lenta de la crisis. aceleraría la salida de la crisis el aumento del gasto de las familias y el aumento de la inversión del estado, esto crearía puesto de trabajos y aumentaría el consumo..pero..¿De donde se saca el dinero para hacer eso? Ese es el grave problema de hoy en día.

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